04 agosto 2018

Udaipur, la ciudad blanca.

Dicen que es una ciudad muy romántica y por lo visto mucha gente viene aquí a casarse, los más pudientes incluso en el palacio del lago. El lago Pichola es un lago artificial de agua dulce construido en el siglo XIV para satisfacer las reservas de agua en el seco Rajastan.
La ciudad fue fundada en el siglo XVI por el maharana Udai Singh II para ser la capital del reino de Mewar tras ser tomada Chittogarh, anterior capital, por el mogol Akbar. El reino de Mewar no fue nunca totalmente tomado por potencias extranjeras, ni mogoles, ni británicos ni por los marathas hindúes. Los descendientes de los bravos guerreros rajputs están muy orgullosos de ello y nos contaron que en los estados principescos hay rajas (reyes) y maharajas (rey de reyes), pero maharanas (grandes guerreros)... sólo en Mewar.
En el interior del City Palace había una gran miniatura representando la batalla de Haldighati entre los mewaríes y la gente de Akbar, aunque en realidad estos no eran mogoles sino los súbditos del reino de Amber (Jaipur) aliado de los mogoles. La miniatura era bastante grande y el nivel de detalle impresionante, los elefantes llevaban una espada en la trompa para cortar la pierna a los caballos del enemigo y el mismo caballo esta varias veces representado de forma secuencial desde que le hieren la pierna, se va desangrando hasta que muere. En realidad, es la forma hindú no lineal de interpretar el tiempo; parece un cómic pero sin separar las viñetas.
El City Palace es enorme, el más grande de Rajastan, de hecho, y en realidad son varios palacios de mármol y granito que fueron construidos a lo lago de dos siglos por distintos marahanas. Visitamos el del rey y la zenana de las mujeres, que hoy hacen las veces de museo.
Otras dependencias dentro del fuerte son la casa particular del actual maharana, que ya no tiene poder alguno y otros dos palacios que han sido remodelados como hoteles, que es lo que hicieron muchos maharajas cuando Indira en los 70 elimino las prerrogativas de los 565 estados principescos que existían en el 1947.
Se accede por la puerta de Tripolia (con triple arco) a el gran patio Manek con un jardín y estanque sobreelevado.
Aquí se celebraban peleas de elefantes y se pueden ver las piedras en el suelo donde los elefantes se echaban la siesta. Cuando entramos unos soldados que parecían escoceses tocaban la gaita en el jardín, herencia colonial. La fachada es muy chula, con innumerables balconcitos y ventanas con saledizos y los chhatris coronando el pastel.
Luego atravesamos un gran arco con torana que es como un dintel que el novio tiene que tocar con su espada cuando la atraviesa a caballo el día de la boda; me pareció.un símbolo bastante amenazante.
El interior de los palacios da cuenta de la vida de lujo y excentricidad que tenía esta gente y que su contacto con Europa agudizó. Nada más acceder al palacio del maharana, azulejos japoneses nos dan la bienvenida; en otra zona azulejos holandeses, habitaciones con cristalitos, algún que otro patio en una sucesión laberíntica de estancias, pasillos, escaleras que suben y bajan,... el caos laberíntico propio de la arquitectura hindú en contraposición con la simetría y el orden mogol.
El primer patio grande que vimos, el del Badi Mahal, es muy agradable con arboles creciendo directamente de la montaña  y que ofrece bonitas vistas de la ciudad. Dentro está Amar Vilas con una piscina dentro.
Es precioso también el patio de los pavos reales, Mor Chowk, en el que aparecen representados con mosaicos de cristalitos cinco pavos reales con impresionantes filigranas de vidrio en sus plumas. También hay vidrieras muy chulas de los maharanas de turno.
                  
         
También visitamos algunos otros patios, palacios y estancias de la familia real, como el Palacio de la Perla (Moti mahal) llena de cristalitos de colores, el Sheesh mahal o palacio de los espejos, el Manak Mahal con el sol de oro macizo como emblema de la dinastía mewar o salas llenas de miniaturas en Khrisna Vilas,... En las distintas dependencias hay muchas miniaturas representando escenas de caza, el mismo oso aparece 5 veces representado en la misma miniatura para contarnos su historia en distintos tiempos.

     
    
El palacio de las mujeres, la zenana, fue construido un siglo más tarde y tiene bonitas celosías de mármol para ver sin ser vistas y guardar la tradición del purdah.  En el enorme Durbar Hall o patio de Lakshmi hoy se celebran banquetes de boda.
El templo de Jagdish, que Significa “Dios del Universo”, fue construido en el siglo XVII. Jagdish es un avatar de Vishnu y el templo es muy chulo, los pilares del interior y la gopura de 40 metros de alta están totalmente tallados con esculturas de bailarinas, elefantes, hombres montados a caballo, músicos, escenas sexuales,...
Al atardecer nos acercamos a ver una puja con kirtans, los cánticos rituales, campanas y tambores. En la ceremonia columpiaron a Khrisna ante la atenta mirada de sus progenitores y le hicieron ofrendas. Fue curioso de ver, esto es otro mundo, está claro!
Al día siguiente comimos un thali, que no picaba..., en un restaurante con muy buenas vistas de la cúpula del templo.
Los relieves de las cupulitas son fantásticos.

Dimos un paseo por el lago Pichola en una barquita que cogimos en Lal ghat, al lado de nuestro hotel. Está muy bien para tener una buena perspectiva de la fachada del City Palace. Es de color vainilla y está llena de cúpulas, torres y balconcillos que cuelgan sobre el lago con forma de gran barco que se cierra en un semicírculo, que actualmente es el hotel Shiv Niwas.
Llegamos a la isla de ​Jagmandir y el palacio del Lago, el Taj Lake Palace, construido por el maharana de turno en el siglo XVII. Aquí se rodó Octopussy, la peli de James Bond. El pabellón de entrada del palacio está decorado con cuatro grandes elefantes tallados en piedra a cada lado de la escalera que miran hacia el lago.
La tarde del viernes tuvimos la suerte de coincidir con una puja que realizan las mujeres de Udaipur una vez al mes en el Gangaur Ghat. Repartían comida a quien se les acercaran en un ambiente de jolgorio animado también por sus coloridos saris. El ghat merece la pena, es bonito para estar un rato viendo a la gente tranquilamente alejada del ruido y el estrés de las motos y rickshaws del centro.
Luego nos dimos una vuelta por el centro intentando escapar de la ruidosa zona de la plaza del reloj.

 
Cuando caía el sol fuimos a ver la puesta de sol a una colina a la que se puede subir en teleférico o caminando un cuarto de hora y que tiene muy buenas vistas del City Palace y de la ciudad. Arriba hay un pequeño templo y aunque no fue un atardecer espectacular, las vistas merecieron la pena.
Cenamos estupendamente en el Edelweiss, al lado de nuestro hotel, en una terraza súper agradable con vistas al lago. Me encanto el naan de queso, que es un pan plano que se hace en el horno cilíndrico del tandoori, y también el palak paneer, que son espinacas con queso en cubitos, ummm,...
Udaipur me ha gustado, es el primer contacto con el Rajastan, el centro es muy manejable a pie, ya vemos más vacas, perros y burros haciéndose un hueco en el caos de motos y rickshaws. Además no ha hecho calor, incluso en el lago había una brisa muy agradable. En la zona hay minas de plata y cinc, así que muchas tienditas venden bisutería de plata, así como artículos de cuero, que también debe se una de las especialidades de la ciudad junto con las miniaturas.

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