Cordes sur Ciel, es un pequeño pueblo que escala una colina "hacia el cielo", fundado en el siglo XIII por Raimundo VII de Tolosa y que cuenta con un impresionante patrimonio histórico. Es una de las primeras Bastidas de la zona, que son las ciudades con fortificaciones, estructuradas en torno a la plaza del mercado y con las calles en retícula. Detrás de la guerra de religión contra los cátaros había, como no, una motivación política y en este caso los reyes capetos se cobraron el botín a costa de los territorios del sur. Raimundo VII, que apoyaba la causa cátara, fue derrotado pero en un intento de desafiar el poder del norte, mandó la construcción de un buen número de ciudades bastidas en lo alto de colinas de la zona.
La ciudad se enriqueció en la primera mitad del siglo XIV, gracias al comercio del cuero, el textil y la hierba pastel, y prueba de ello son los imponentes palacetes góticos que jalonan la calle principal.
En siglos posteriores, la ciudad perdió fuelle por las guerras de religión y la construcción del canal de Midi, que cambió el eje comercial en el sur de Francia, pero aun así su patrimonio histórico está perfectamente conservado.
La plaza de las Halles cubierta y la aneja plaza de la Bride invitan al descanso y a disfrutar de la espléndida vista después de la cuesta, que por algo la rebautizaron “Cordes sur ciel”.
Saint Antonin Noble Val, entre las gargantas de Aveyron, es un pueblo muy agradable. Es muy pequeño, tiene una casa medieval del siglo XII con torre, y ventanales con columnas y capiteles labrados y todo. La iglesia neogótica del XVIII con su aguja, sobresale desde la carretera y junto con su puente y el río componen una postal perfecta, pero lo mejor es pasear por sus calles adoquinadas, sentarse en la plaza cubierta de las Halles y relajarse.
Najac, es otro precioso pueblo bastida montado a ambos lados de la de una colina, es prácticamente una calle que parte de la plaza del mercado y desemboca en un imponente Castillo Real de los siglos XII-XIII, mandado construir por Alfonso de Poitiers, hermano de San Luis, como símbolo de dominación frente a los cátaros, again...
El castillo era una fortaleza inexpugnable construida aprovechando la roca. Como curiosidad las aspilleras tienen casi 7 metros y dos arqueros podían disparar sus ballestas al mismo tiempo uno encima del otro. No está muy bien conservado porque fue usado como cantera de piedra, pero merece la pena subir para disfrutar de las impresionantes vistas. El río Aveyron queda 150 metros mas abajo!
Debajo del castillo está la iglesia gótica de San Juan Evangelista construida por los dominicos como respuesta a los herejes cátaros.
Coincidimos con un mercado vespertino de artesanía y gastronomía local. La verdad es que se come muy bien por aquí, dan mucha importancia al producto local, fresco y ecológico y las ensaladas son mundiales.
La ciudad se enriqueció en la primera mitad del siglo XIV, gracias al comercio del cuero, el textil y la hierba pastel, y prueba de ello son los imponentes palacetes góticos que jalonan la calle principal.
En siglos posteriores, la ciudad perdió fuelle por las guerras de religión y la construcción del canal de Midi, que cambió el eje comercial en el sur de Francia, pero aun así su patrimonio histórico está perfectamente conservado.
La plaza de las Halles cubierta y la aneja plaza de la Bride invitan al descanso y a disfrutar de la espléndida vista después de la cuesta, que por algo la rebautizaron “Cordes sur ciel”.
Saint Antonin Noble Val, entre las gargantas de Aveyron, es un pueblo muy agradable. Es muy pequeño, tiene una casa medieval del siglo XII con torre, y ventanales con columnas y capiteles labrados y todo. La iglesia neogótica del XVIII con su aguja, sobresale desde la carretera y junto con su puente y el río componen una postal perfecta, pero lo mejor es pasear por sus calles adoquinadas, sentarse en la plaza cubierta de las Halles y relajarse.
Najac, es otro precioso pueblo bastida montado a ambos lados de la de una colina, es prácticamente una calle que parte de la plaza del mercado y desemboca en un imponente Castillo Real de los siglos XII-XIII, mandado construir por Alfonso de Poitiers, hermano de San Luis, como símbolo de dominación frente a los cátaros, again...
El castillo era una fortaleza inexpugnable construida aprovechando la roca. Como curiosidad las aspilleras tienen casi 7 metros y dos arqueros podían disparar sus ballestas al mismo tiempo uno encima del otro. No está muy bien conservado porque fue usado como cantera de piedra, pero merece la pena subir para disfrutar de las impresionantes vistas. El río Aveyron queda 150 metros mas abajo!
Debajo del castillo está la iglesia gótica de San Juan Evangelista construida por los dominicos como respuesta a los herejes cátaros.
Coincidimos con un mercado vespertino de artesanía y gastronomía local. La verdad es que se come muy bien por aquí, dan mucha importancia al producto local, fresco y ecológico y las ensaladas son mundiales.






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